jueves, 20 de agosto de 2009

Lucille, Die Schule, el francés de Los Brujos y la paja de Cobain



¿Alguna vez viste una Gibson B.B King "Lucille"? Negra como la noche, como la piel del "Rey del blues" sí señor. Cuerpo y mástil de arce, diapasón de ébano, salida stereo, cuerdas capaces de parir las notas bluseras más torturadas. Fue mi primer amor platónico. O el segundo. El primero fue una Pepsi Cola en el verano de mis seis años, o algo así. No tiene importancia. La Gibson BBK fue un amor platónico. Una vez la vi en la vidriera de un negocio porteño. Apoyé las manos sobre el vidrio y mi suspiro dibujó un corazón en la superficie plana. "No la voy a tener, pero que bueno sería comprarla"

En mis recorridas por la noche musical porteña, buscaba un músico que la cargue y dispare acordes desde esas benditas cuerdas. No se dio. No lo lamento. Ví cosas mejores durante esas noches. He visto lunas de sangre, líneas a su alrededor, sombras vagabundas, risas narcóticas, amistades de acero... pero efímeras. El rock es algo serio. Nada se deja envejecer. Se disfruta. Se exprime. Se succiona. Y se escupe.

Uf! en Die Schule, mi recordado Die Schule de Congreso, vi a los Brujos treparse desde unas sogas hacia el techo para luego, dejarse caer entre lluvia de luces de colores. Vestidos con nylon, cargando cuernos enormes, risas enfermizas y una locura musical que me despertó la furia del olor adolescente, que por ese entonces pregonaba un tío yanqui de camisa leñadora que, decían, había creado un género musical, un después de, un nuevo orden musical, el "grunge" Bienvenido, rubio de ojos celestes y agujeros en los calcetines. Escuché que se masturbó en pleno recital y que el chorro seminal dio contra los altavoces. Bah! en Argentina los Brujos no se pajeaban y sonaban bien, sin multinacionales que los apoyen ni una Gibson B.B.King "Lucille" que los haga lucir. "Kanishka" nos voló la sesera, "Los Cronopios" nos arruinó la cordura, "Fin de semana salvaje" nos devolvió al estado animal, y el resto con todo y acordes, hizo de nosotros unos brujos cargados de magia musical.

El francés, batero de los Brujos - bueno, lo que quedó de ellos, y es que Los Brujos ya no son desde mediados de los noventa - pues sí, chavón, te decía que me lo encontré hace unos días en un barcito pequeño enclavado en la parte "cheta" de Palermo. Me dijo que suele frecuentar ese lugar. Se toma unas birritas que sirven de empuje al sánguche de bondiola jugoso con pan crocante.

- Carne argentina, pelado, como el rock, la carne es más argentina que Charly García.

-Carne y rock, la aristocracia de la vulgaridad; pues yo quiero mi sánguche, que mi chica me espera y el reloj ahorca.

- Sos el primero, o el segundo, que me recuerda como parte de los palillos de la "bomba musical!". Los Brujos ya fueron.

- Jajaja no men, no fueron nada... que se te haga el culo a un lado. Están en mis recuerdos de la juventud. Yo tenía pelo largo. Estaba bien flaquito. No tenía tatuajes y me tomaba hasta el agua de los floreros. ¿Y sabés? Me gustaba la idea de masturbarme en un escenario. Kurt Cobain molaba. Qué va.

Rock nacional, bendito tesoro.

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